martes

KILOMETRO CERO

Tu miedo al vih me enferma casi tanto como el virus que hace más de 3 años lleva descubierto en mi cuerpo. Que alguien se autodenomine sidoso buscando mi compasión no hace más que mostrarme el miedo que tiene a aceptarse como una persona viviendo con vih y deja de lado todo el potencial que tiene por sentirse disminuida en sus posibilidades.
Los que vivimos con vih nos boicoteamos así vieron. Buscamos hacerlo chiquitito, negarlo, esconderlo, dejarlo ahí en un rincón en penitencia. Es el castigo que se merece por meterse en nuestras vidas. Nunca vamos a reconocerlo, es el hijo del que no queremos hacernos cargo.

Cuando anoche escuché que un amigo -que conoce mi serostatus y hasta las lágrimas que lloré por alguien con quien salía que me rechazó cuando se conté- gritarle en joda: "andá vos sidoso", automáticamente le contesté que no había ningún drama con ser sidoso, que en todo caso se trataría de una persona viviendo con vih. Que eso no te hacía ni mejor, ni peor. Mi amigo se disculpó decenas de veces y entendió que no hay culpa por vivir con el virus.

Los sidosos te podemos llegar a amar, a cuidar, dar de comer, enseñar a estudiar e inclusive pasar a buscarte por el laburo y volver juntos a casa después de un largo día.

Si reitero una y otra vez que el único cambio posible es involucrándonos, entonces hay que empezar en el Kilómetro Cero. Hay que arrancar diciendo "sí, vivo con vih". A secas. A cara de piedra. Al que le guste y al que no. Y si te jode, si te hiere, es por el miedo que vos mismo tenés. Si te quedás es porque sabés quien soy y el cariño que te tengo.

Sin victimización. El vih llegó a mi vida por algo. Para aprender algo. Para marcarte y recordarte de por vida que hay cosas inmensamente más importantes que ponerse en el lugar de víctima y que nos tengan lástima.
Si dejás que el miedo te gane el que pierde sos vos. No depende del otro. Todo depende de vos.
De que empieces a caminar ese Kilómetro Cero.

No hay comentarios.: