lunes

Dia del Periodista

El periodismo en su esencia es un género central de la literatura. No muestra como el teatro, ni pinta como la novela, ni celebra como el poema. Se ocupa (nada menos) de poner al tanto de lo sucedido a los unos y a los otros. Despliega cada segundo ante los ojos la incesante primicia mutante de que venimos de un absurdo y vamos hacia otro. Tanto en lo privado como en lo público es nuestro máximo entremés.


Se trata de motivar a los lectores como lo hicieron en su tiempo los también periodistas Dickens, Dumas, Verne, Dostoiewsky, Zola, Gorki y entre nosotros Sarmiento, Fray Mocho, Arlt, Tuñón, Borges, Walsh y tantos más. Porque lo primero que buscamos en un diario (de papel, on line, radial o televisivo) es vida.

Pistas, sentido, claridad, huellas, soportes, espejos. Lo que deseamos suceda. Y aquello que deseamos que no. Lo necesitamos (nada menos) como tutorial para saber cómo mover las piezas en el juego del viaje. Para intuir el rumbo que tomarán los días públicos. (Y ajustar el argumento de los privados) Para decidir si como Ulises encaramos el viaje propio o en caravana. Para celebrar dicha o acortar desespero (Y si se nos canta, hasta para salir a buscar un mirlo blanco)

Párrafos extraidos de la columna de Esteban Peicovich para el Diario Perfil del Domingo 7 de Junío.

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