lunes

La verdad dicha desde tus propios labios...


Es tiempo de decirlo. Nada cambiará demasiado como temés, no se abrirán los hondos mares para tragarte ni se resquebrajará el cielo de tus sueños. Creés que muchos te van a dar la espalda desalmados, pero ahora sos vos mismo quien rechaza el reflejo de tu alma. Comenzá por quererte mucho, valorarte, date cuenta de lo que sos y de lo que se te ha obsequiado secretamente; no importa que pierdas a algunas personas: mucho más ganarás que el desprecio de los que nunca te quisieron.

Es tiempo de hablar. La época del sufrimiento culpable ha acabado, sabes suficiente acerca de tu naturaleza como para continuar agazapado en las sombras de la inactividad. Descúbrete, encuéntrate en toda dimensión; vislumbra el mundo con más honestidad, disipa todas tus dudas con la resolución de estar actuando conforme a la verdad que albergas y a la libertad que deseas.

Es tiempo de derrocar a la dictadura de los propios miedos. ¡Qué importa si los boludos prejuicios quisieran encapsularte en sus estrechos límites!, ¡Qué importa si la masa acéfala, vacía, te apuntara con el dedo citando a San Pablo!: utiliza los tuyos para agradecer la vida. Y dejá ya de mirar los ojos de cada persona como si fueran los de un inexorable juez de la moral: Sos perfecto, convencéte de una vez; así fuiste concebido, agradecelo, no quieras revertir lo que te ha sido dado sin forzar las cosas.

Es tiempo de fusilar a los imaginarios verdugos. Ponete frente a ellos y disparales con convicción el fruto de tu lucha, utiliza el arma que tantos años te tomó forjar debidamente. Deshazte de los últimos resabios del vomitivo superyó que por prolongado tiempo te amordazó impunemente, atácalo con la fuerza enardecida de tus lozanos instintos; diluye esas falsas razones que en tu contra, ignorándolo, han proferido incluso seres a los cuales amas.

Es tiempo de reemplazar los viejos sufrimientos por vivencias que te hagan dichoso. No quieras cambiar el mundo, que quizá éste todavía no ha envejecido lo suficiente como para que la globalización también incluya a la verdad; no sufras ya por el juicio del ignorante o el del malintencionado, confórmate con el criterio del riguroso. Y si acaso éste pareciera dictaminar alguna vez una sentencia que te fuera contraria, permanece sereno, que otra vez el tiempo será el responsable de enrostrar a la humanidad sus errores y sus injusticias.

La hora se acerca raudamente. Es legítimo que tengas dudas, es natural que te asuste lo que en alguna medida afectará tu realidad. Pero no te rindas: estarás tomando las decisiones correctas, y la consciencia de ello será el motor que te impulsará aún más alto. Ya dicha la verdad de tus propios labios, nadie podrá desmentirla, ni siquiera tú. Será un paso importante, pero ya es tiempo de darlo, que la vida sigue y vienen nuevos desafíos.

¡Vamos, se acercan tiempos mejores! No temas: estoy contigo hasta el fin de nuestros días; y cuando un añejo recuerdo amargo quiera estropear lo que tanto nos ha costado construir, me enfrentaré a él y lo derrotaré. Porque somos uno y el mismo ser.

No hay comentarios.: